jueves, 1 de septiembre de 2011

Al mirar por mi ventana

Hace dos días siento un bufido extraño, me asomo a la ventana de mi cuarto y me doy de narices con este globo instalado encima de mi jardín, justo enfrente de mi habitación.
No es la primera vez que me pasa y diría que es anticonstitucional. Como si te estuvieran espiando.
Salude con la mano a los ocupantes del artefacto y me quede pensando que eso de volar tan bajo no debía de estar permitido.
Uno tranquilamente en su casa y de pronto te invaden por el cielo y no precisamente extraterrestres.

De la que iba a comprar el pan, les seguí la pista. Pasaron raspando por encima de esta casa (recientemente construida) que parece El Escorial y por encima de todas las del barrio tan guapamente. Se dedicaron a fisgar de lo lindo.
Después me desentendí de ellos.


Aquí hay de todo. Hasta globos.
Estos últimos son de otro día y otro año. A veces se celebran regatas de globos o así las llaman y se nos llena el cielo de colores.

Vistosos son. Nunca monte en ellos, pero seguro que tiene su aquel.
No creo que nunca caiga una estrella en mi jardín como cantaba Mary Trini, pero un chisme de estos a lo mejor. Es más probable que caiga un globo, que una estrella o un OVNI.

Se me ha ocurrido la terrible idea de montar en estos artilugios a Zapatero y sus muchachos y muchachas y mandarlos por el mundo a ver si los perdemos de vista.
No caerá esa breva.

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