viernes, 27 de noviembre de 2009

YA ERA HORA. EL REY JONAY ENCUENTRA MUJER.

Estoy agotada. No puedo más. Si el Rey no encuentra mujer pronto me pego un tiro.
Ya lleva aquí tres meses y de momento nada.
El hombre pone buena voluntad, pero esta acostumbrado a tener súbditos y aquí la única súbdita que hay soy yo.
Bueno, y el de siempre que cocina.
Menos mal que mis amigas lo llevan y lo traen a todos lados.
¡Las pobres! piensan que lo pueden casar con alguna hija.
Si supieran lo de las 63 mujeres no me vuelven a dirigir la palabra.
Yo callada.
Hoy me llamo María. Acaba de llegar de EEUU de su curso de seis meses. Creo que sería la mujer perfecta para Jonay.
He quedado con ella. Quiero tantearla antes de presentársela al Rey.
Cuando nos vemos le cuento.
Lo de Ganimedes no la impresiono mucho. Es mujer de mundo.
Me dice:
- Hija y esa maravilla, que tu pintas, esta todavía soltero.
- No exactamente.
- ¿Viudo?
- No, no.
- ¿Divorciado?
- Pues......
Tuve que confesarla que tenía 63 mujeres.
- ¡Ay¡ ¡ay! estas chiflada, olvidame.
Se levanta.
- No puedo creer que me hayas propuesto semejante cosa. Creí que eramos amigas.
- Piensalo un poco. Conocelo. Tu eres la persona idónea.
- Ni hablar.
- Estas viuda, no tienes familia.
- Es igual, no tengo la más mínima intención de ser su 64 esposa.
Se enfado de verdad; y no se por que, tampoco es para tanto.
También tiene sus ventajas le digo.
- ¿Cuales?
- La primera y más importante es que no envejeceras.
- Ya tengo 60 años.
- No importa, el tiene cerca de seiscientos, ellos saben como arreglarlo. Todavía no es tarde. Además podrás venir a la tierra siempre que quieras. Podrás dar clases de historia a los de Ganimedes ............ y no tienes que preocuparte más del futuro.
Es inmensamente rico.
Lo de no envejecer y lo del dinero la dejaron pensativa.
- Bueno , me dice al cabo de un rato, estoy dispuesta a conocerlo. Pero sin compromiso, que quede claro.
Volví a casa tan contenta. Si lo conocía seguro que sucumbía a su encanto. La cuestión era que le gustara al Rey.
Así que al día siguiente salve a Jonay de mis casamenteras amigas y me lo lleve al jardín botánico.
Había quedado con María en encontrarnos allí como por casualidad.
Estábamos admirando un helecho gigante cuando:
- ¡Lucre! que casualidad.
- María ¿cuando volviste?
María miraba al Rey, seguía mirando para todos lados. No podía creer que aquel apuesto hombre fuera el de marras.
- Te presento a mi amigo Jonay.
Quedo sin habla. Se miraron.
Los dejo allí y me vuelvo a casa como unas castañuelas.
- ¿Que? me dice el de siempre ya encontraste una prima.
- No se como dices eso, es un chollo.
- Si, pero lo de las mujeres es muy fuerte para una occidental.
Gracias a dios todo marcho sobre ruedas. Después de Navidades me iré a Ganimedes con ella para la boda.
El Rey esta encantado. Tienen muchas cosas de que hablar.
María un poco asustada. Claro que sabe que la visitare con frecuencia.
Y eso de no envejecer y de irse a un mundo nuevo tiene su atractivo.
Espero que tengan mil años de felicidad por lo menos. La pena es que yo no lo veré.
Eso de ser una vulgar mortal tiene sus inconvenientes. La muerte es uno de ellos.

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