domingo, 18 de diciembre de 2011

Ahora mandan los hijos.

He escogido la familia de José Luis Rodriguez Zapatero como pude haber escogido otra.
En cuestión de hijos, la mayoría, son por el estilo.
Erase una vez, unas niñas que vivían en León. Sitio muy bonito, aunque frío, con la vida de una capital de provincia pequeña. O sea, algo pueblerina.
Un buen día, cuando estaban empezando a despertar a la vida, las trasladan a Madrid y no a un sitio cualquiera !no¡.
Salen de su pisito de clase media, con una asistenta unas horas al día, para pernoctar en La Moncloa a todo tren, gastos pagados.
Sus ojos de niñas pueblerinas quedaron abiertos como platos. "Esto es vida se habrán dicho"
Como todo pasa, su padre deja la presidencia y tienen que volver a poner los pies en el suelo.
Cuentan que hace algo más de un mes hubo trifulca en casa de los Zapatero.
Padre y madre estaban en la idea de volver a León, o eso dicen, pero cuando se lo dijeron a las niñas se pusieron al monte.
- De eso nada. Nosotras nos quedamos aquí.
Y así se van a instalar, en breve, en la mejor zona de la capital.
Lo que no saben las niñas es que Madrid ( y cualquier lado) sin ser hijas de presidente no es lo mismo.
Las harán muchos feos, dejaran de invitarlas donde antes eran recibidas con los brazos abiertos............... no va a ser como antes.
Claro que esta insubordinación viene de la educación recibida. Ya hubo muestras de ello cuando las famosas fotos góticas.
Vamos, es que le digo yo a mi madre que voy a ir a una recepción en la Casa Blanca vestida así y me pega una bofetada que me deja del revés.
Es un decir, nunca me ha pegado, ni a mi, ni a nadie. No la hacía falta; bastaba con que nos dirigiera una mirada y quedabamos tiesas. Tenía mucha autoridad mi madre.
Y es que ahora con eso de no traumatizar a los pobrecitos niños, con eso del dialogo y con eso de ser amigos de los hijos (nunca oí tontería mas grande) lo mismo saltan encima de los sillones. pintan todas las paredes de la casa, comen, si comen, lo que les da la gana ............ y los padres consentidores por aquello del trauma.
Llega hasta el extremo de los cuentos:
En una ocasión contándole Caparucita Roja a una sobrina la que líe.
La niña llorando, los padres pontificando y yo disgustada, y todo porque el lobo se comió a la abuela y a Caparucita.
Que cosa más cruel. Ahora el lobo es una buena persona que lleva florecillas a la abuela.
!Anda ya¡ y luego hay que ver las cosas que ven por la tele.
Y que decir del cole:
- Pobrecitos infantes, la de deberes que les mandan. No hay derecho. Tienen que jugar.
Se desautoriza a los profesores por menos de nada !Que es eso de que su hijo no estudia¡ o !no se porta bien¡. Infundios de la profe.
Van vestidos de marca. No se conforman con una prenda cualquiera tiene que ser de determinada marca. Donde quedaron los tiempos en que heredábamos lo de los hermanos mayores.
Tienen de todo. Lo que no han tenido sus padres nunca lo tienen ellos. Y no se conforman con pedirlo !no¡ lo exigen.
Así en ocasiones acaban pegando a los progenitores por no acceder a sus deseos.
Soy yo papa Zapatero y cojo a cada una de las nenas, me las meto debajo del brazo sin miramientos y pa León.
En fin, menos mal que todavía queda alguna familia normal en el país.
Eso si, con lo hijos traumatizados.




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