domingo, 15 de marzo de 2009

EN MALLORCA

Aterrizamos.
Al salir de recoger el equipaje veo a un señor lleno de charreteras, tal cual como un Presidente de un país africano enarbolando mi nombre en alto.
¿Quien puede habérmelo mandado ? no conozco a nadie en Mallorca y quitando Mencia nadie sabe de mi viaje.
Me acerco.
- Doña Mencia me ha mandado a recogerla para llevarla al hotel.
Mirala que simpática y atenta.
Una limusina inmensa de color blanco nos espera. Al subir veo por el rabillo del ojo a la ministra, seguida de sus guardaspaldas, mirarme con más respeto.
A través de la ventanilla voy viendo la ciudad. Me apasiona, todo lugar nuevo me hace soñar.
Ya en el hotel, nada que envidiar a los de los países arabes, el recepcionista al darle mi nombre, me avisa.
- Una señora la espera en el bar.
Me llego hasta allí. El local esta vació, es muy temprano. Solamente una mujer, con pinta de modelo de alta costura otoñal, esta acomodada en la barra.
La examino sin que me vea.
Alta, delgada, con un traje pantalón color fucsia rabioso (de Donatella Versace me digo para mis adentros) unas sandalias de Manolo Blahnik y un pelo que parecía que iba a salir volando de un momento a otro.
Al reparar en mi humilde persona, en pantalón vaquero, se abalanza sobre mi.
- Lucre, Lucre que alegría.
!Mi madre¡ ¿Quien sera esta tía? no tengo ni idea.
Guapisima, despampanante, podía ser Ava Gardner de vuelta a este mundo.
Me achucha a rabiar y yo a uvas.
!Caspitina! ¿Que se hizo de tu melena rubia?
Entonces caí, pero no me lo podía creer. Solo conozco a una persona que diga caspitina, Mary Tere. En su juventud era más bien feucha, anodina.
- Mi melena se la llevo el viento Mary Tere digo con miedo de meter la pata.
- Bueno, me dice magnánima el pelo blanco te sienta bien ¿has venido sola?
- Mi marido no es amante de festejos.
- El mio igual hija, los hombres son todos iguales. Ya voy por el quinto y tan cocido como los otros. Mejor, así podemos andar a nuestro aire.
¿Te acuerdas de Fernanda? también vino sola, podemos ir juntas a la fiesta.
- Como no me voy a acordar de ella si las cuatro (Mary Tere, Fernanda, Mencia y yo) eramos inseparables en el cole.
Nos contamos nuestra vida. Cuando le dije que yo me había casado a los 18 años y seguía con el mismo no lo podía creer.
- Estas un poco anticuada, no vas con los tiempos. Siempre fuiste un poco ñoñita. Hay que progresar hija. Eres la única que conservas el marido primigenio, Mencia se caso tres veces, Fernanda dos y yo voy por el quinto y no te digo que acabe con él.
Yo estaba distraida. Pensaba, tengo que hacer algo, ir a arreglarme, sino voy a parecer la abuela de Caperucita al lado de este monumento. La verdad me encontraba hecha una piltrafa.
- Lucre ¿no me escuchas? te estoy diciendo que Mencia quiere que vayamos una hora antes de comenzar la fiesta para charlar las cuatro. ¿De acuerdo?
- Si, si, ¿a que hora quedamos.?
- A las ocho en el hall del hotel, pero si quieres podemos comer juntas.
- No, me encantaría, pero tengo cosas que hacer. A las ocho entonces.
Voy corriendo a recepción y le pregunto a la primera mujer que veo por allí.
- ¿Podría decirme cual es el mejor salón de belleza de la ciudad?
- El del hotel, hay estilistas, peluqueros, manicuras, masajistas.....de todos los países.
Mejor, así no tengo que salir. Es una pena pasarme el día en un salón de belleza cuando me espera afuera una ciudad por descubrir.
!Pero lo primero es lo primero ¡ y después de ver el aspecto de mi amiga, no puedo presentarme en la fiesta con esta pinta.
(Continuara)

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