jueves, 15 de enero de 2009

AL RESCATE

Ya localizada Lina, el rescate no parecía difícil.
Me mandaron de Ganímedes un aparatito, es pequeño y se puede esconder en cualquier sitio, para volar y quede con ellos que Lina estaría a la entrada de la autopista del Huerna al día siguiente a las 5 de la mañana.
Así que llamo a Rafa.
- Estoy en el pueblo tal, cerca de Vitigudino. Necesito que vengas, tengo que darte una cosa y planear la salida de la científica de esa casa.
- No se que hacer. No me atrevo a solicitar sus servicios, en esos sitios suelen tener micrófonos ocultos y mirillas disimuladas. Si pago para estar con ella tendré que acostarme con ella por si nos espían.
- Tu siempre dispuesto a todo. Ven y hablamos.
Quedamos en que tomara una copa con ella y disimuladamente le pasara el aparato y le dijera el sitio donde iba a estar la nave esperándola.
Quede intranquila a la espera de sus noticias.
A las doce de la noche me llama.
- Hecho jefa. Estará esta noche en el punto indicado.
- ¿Tuviste problemas?
- No, pero se alegro tanto cuando le explique que iba a ayudarla que tuve miedo se diera cuenta la Madame.
Me acerque a Vitigudino hacía las cuatro de la mañana a ver si veía salir a Lina volando.
A las cinco menos cuarto se abre una ventana del tercer piso y la veo. También oigo gritos:
- Que se escapa, a por ella.
Corriendo pongo mi coche atravesado en medio de la carretera para impedir el paso y me escondo detrás de un árbol.
Dos borrachos iban tranquilamente por la calle.
- Oye Manolo, creo que estoy borracho. Acabo de ver a una mujer volando.
- Es que tu ves mujeres hasta en la sopa.
- No de verdad. Mirala es aquel puntito que se va alejando.
A todo esto un par de coches salían a toda velocidad para perseguirla. No saben que esos chismes vuelan a una velocidad de vértigo y es imposible alcanzarlo.
A punto estuvieron de chocar con mi vehículo. Frenaron en seco y se pusieron a gritar.
- ¿Quien es el desgraciado dueño de este coche? Hay que quitarlo de en medio ahora mismo que se nos escapa.
Cuando considere que Lina estaba ya bastante lejos, salgo de detrás del árbol.
- ¿Que pasa?
De momento quedaron estupefactos de ver a una ancianita por aquellos parajes y a aquella hora.
- ¿Que hace usted aquí con el coche atravesado y a estas horas?
- Hijos,digo con cara de inocente, una necesidad perentoria.
- Pues quitelo inmediatamente.
Va a ser tarde, dice uno, ya no se la ve.
Me subo tranquilamente a mi Mercedes y les digo por la ventanilla.
- He llamado al policía porque vi un OVNI hace un minuto.
Salieron como alma que lleva el diablo. Que complicado debe de ser eso de dedicarse a la trata de blancas. Además el negocio debe de estar fatal. Mira que tener que ir por el espacio raptando mujeres. Y es que las de aquí, con eso de que están realizadas, ya no se dejan.
De repente me di cuenta de que dos de los perseguidores tenían las cejas en forma de V.
Arrea, pensé, son del planeta Cejón, como Zapatero.
Estos meses he visto a varios con las cejas así. Estamos invadidos, pero todavía no me he decidido a comunicarselo a nadie. No se si advertir a Obama de la invasión. algo hay que hacer.
Cuando llego a casa me comunico con Ganimedes.
- Misión cumplida, espero que ya este de camino hacia ahí.
- Si, me contestan, el Rey esta muy contento contigo y te va a proponer para la mayor condecoración del satélite. La Gran Medalla del Universo.
- Lleva pensión vitalicia pregunto yo en plan interesado. Si me decido a vivir tantos años como ellos me vendría de perlas.

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