domingo, 25 de enero de 2009

CON EL REY JONAY

Hoy me invito a cenar el Rey.

No me gusta mucho, la verdad.

Primero porque en cuanto me descuido encuentro su mano encima de mi pierna y tengo que pasar toda la cena espantándolo.

Y segundo porque aquí comen unas cosas muy raras.

Pero mantuvimos una charla interesante.

Dice que en La Tierra los Estados controlan demasiado a los ciudadanos, y no le falta razón.

Por ej. no se explica que no podamos regalar dinero o casas a nuestros hijos sin tener que pagar al estado. O que no podamos vender una propiedad por lo que nos de la gana sin que la administración nos diga que teníamos que haberla vendido más cara y por lo tanto tenemos que pagarle más.

Tampoco se explica que nos digan si podemos fumar o no. Como tenemos que montar en el coche y cuantos. Que no podamos dejar lo poco que ahorramos en la vida a nuestros hijos, a nuestra muerte, sin que hacienda se quede con una parte. Que no podamos sacar del país el dinero que no nos de la gana. Que tengamos que llevar encima un carnet de identidad para identificarnos. Que tengamos que llevar a nuestros hijos al colegio público que nos corresponde según la administración y no al que queramos. Que no podamos votar al político que más nos guste sin tener que hacerlo a toda la lista..............etc.

- Estáis muy controlados me dice.

- Si majestad cada vez más, pero no le vemos arreglo.

- Eso no es libertad. Os tratan como si fuerais niños pequeños y tuvieran que reglamentaros todo.

- De acuerdo, de acuerdo. El estado cada vez es más opresivo. Dentro de poco nos dicen cuantas veces tenemos que ir al baño.

- Ya ves que aquí no nos metemos en nada. Dejamos completa libertad a la gente. Solo legislamos sobre cosas muy generales y que afectan a todos.

- !Que envidia¡ pero los terrícolas no son igual que los de Ganímedes. Si no se regulara todo sería un caos.

- Pues eso no es vida ni es nada. Debíais de revelaros.

Como le explico yo a este hombre que los habitantes de la tierra somos unos bárbaros, y además tenemos un cierto complejo de corderos. El espabilado de turno es el que manda sobre los demás y nos aguantamos sin chistar todas las tonterías que se le ocurren.

Después de estas charlas quedo deprimida. Veo que estamos muy lejos de tener un sistema perfecto. Veo que en La Tierra no prima el interés común y cada uno va a lo suyo.

Como el Rey había bebido mucho y empezaba a propasarse demasiado, me despendí y me marche andando para mi casa.

Que felicidad. Aquí puedes caminar a la hora que sea por las calles con completa seguridad.

Estoy pensando seriamente en quedarme a vivir aquí.

1 comentario:

  1. Si el rey este te deprime ,tienes que dejar de ir a Ganimedes ,a no ser que te guste lo de la mano en la pierna.....pillina y dices lo de deprimirte para despistar

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